IDEARIO


13        La educación de la niñez y juventud siempre fue el servicio fundamental de la organización y progreso de la sociedad y permanente preocupación de la iglesia. En los momentos actuales de cambios y transformaciones sociales constantes es imprescindible, para una supervivencia social, el tener definidos los objetivos básicos, al menos, de la política educativa.

      Para poder desarrollar un futuro en el presente de la niñez y juventud que sea integrable con la sociedad del porvenir, se hace imprescindible la coherente coordinación de los factores determinantes de la educación de la persona para la libertad responsable. Ellos son: Familia, Comunidad y Escuela.

    Para ello, desde cualquiera de estos factores enunciados, se hace necesario establecer principios genéricos y específicos de acción convergentes hacia la formación de una comunidad educativa para educar en el ejercicio de la libertad responsable a los futuros ciudadanos del país y miembros del pueblo de Dios.

      capilla-fatimaEducar viene de la palabra latina “educare” que significa “sacar”, lo que implica la conciencia en el educador de descubrir, ponderar y formar en los valores perennes del espíritu humano, la programación implícita que está en la raíz del alma humana de ser digno hijo de Dios y amigable hermano de todos los hombres.

   Como la vida no sólo es desarrollo incesante sino también conciencia de la posesión de este desarrollo, hacia un permanente desafío a la capacidad de esfuerzo, a la superación del ser humano: de ahí el lema elegido, que tiene relación a los valores de la tenacidad en el esfuerzo y de la eficacia en la acción:

«AD ASTRA PER ASPERA»: Hacia las cumbres a través del esfuerzo.


OBJETIVOS BÁSICOS

  • Los alumnos son los primeros destinatarios de toda la labor de la comunidad educativa. Por consiguiente no pueden estar ausentes de su organización y funcionamiento. Con la ayuda de los directivos y docentes, “los alumnos actuarán en forma tal que se capaciten como actores de su propio progreso y desarrollen de una manera creativa y original en un mundo cultural acorde con su propia riqueza y que sea fruto de sus propios esfuerzos…” (Medellín III 1,3).
  • Construir su familia en un país que tiene tradición, idiosincrasia particular e historia.
  • Desarrollar su sensibilidad en una integración con la naturaleza toda: humana, cósmica, encarnando los valores fundamentales de la amistad, solidaridad, cumplimiento del deber, justicia, paz y amor.
  • Sentirse a la vez argentinos y ciudadanos del mundo.
  • Desarrollar sus facultades mentales: su intuición, su imaginación creadora, originalidad, capacidad de admirar y contemplar lo verdadero, lo bello, lo bueno, el SER de DIOS.
  • Formar y templar su carácter y capacidad de decisión, para pensar con originalidad y aceptar con valentía los desafíos del mundo y de la vida.
  • Responder cada vez con mayor facilidad y fidelidad a la ley vital de la comunicación, dominando en consecuencia la propia lengua y las extranjeras.
  • Dar contenido provechoso al tiempo libre tanto para descanso como para diversión.
  • Sentirse en el camino de la madurez cristiana que sepa responder de sus actos, ante la propia vida, ante los hombres y ante Dios.
  • Desarrollar las potencialidades físicas en un constante progreso por la conquista de la naturaleza del propio cuerpo y una salud integrada teniendo en cuenta la sustancial unidad del ser humano entre sus tres elementos: físico, psíquico y mental.